Tras dar una vuelta por el pueblo, fuimos a un mirador que está en lo alto de Pomar y disfrutamos del bonito paisaje.
Por último fuimos a la piscina, donde estuvimos un buen rato, tomando un refresco pues hacía mucho calor.
La piscina estaba bien cuidada con el agua muy clara y limpia. El entorno con sombras de árboles, entre ellos pinos que daban muy buena sombra. Un pequeño paraíso para los días de calor.
Después de la convivencia volvimos a Monzón con ganas de volver pronto a Pomar donde nos recibieron muy bien y nos encontramos como en casa.
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